¿Cuál es la estrategia para que los jóvenes tengan oportunidades laborales en el país?

El Ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Daniel Maurate habla sobre las oportunidades laborales de los jóvenes en Perú.

El sector más complicado es el de los jóvenes, porque cerca del 80% están en la informalidad laboral, es decir, ocho de cada diez están fuera de la formalidad. 

Esta situación se debe evaluar también en función del número de personas que egresan de los colegios. En el  2022 salieron aproximadamente 460,000 jóvenes de las entidades formativas, de los cuales 340,000 no tuvieron acceso a la educación de ninguna clase (universitaria, institutos técnicos y academias).

Eso significa que 340,000 jóvenes se incorporaron al mercado laboral sin tener competencias y, además, no tuvieron acceso a la educación técnica o superior; por lo tanto, es probable que también ellos constituyan en el futuro familias pobres o de extrema pobreza, porque no podrán alimentar bien a sus hijos, ni enviarlos a buenos colegios.

Lamentablemente, el esfuerzo que realizó el MTPE en capacitación de jóvenes se media por número de personas capacitadas y no por la cantidad de insertados en el mercado laboral, con lo cual no es una formación de calidad.

Incluso, podría traer más frustración a los jóvenes, porque los capacitas y luego no pueden conseguir un empleo o no son insertados en el mercado laboral. 

Por tal motivo, trabajamos en la capacitación mediante el modelo dual, es decir, de mano con los empresarios. En ese aspecto, tuvimos felizmente una gran recepción de los representantes de los empleadores.

Me reuní con el presidente y el equipo de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), también con el titular y directivos de la Sociedad Nacional de Industria (SNI), la Asociación de Exportadores (Adex) y la Cámara de Comercio de Lima (CCL).

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En esas reuniones, llegamos al consenso de que los servicios del MTPE no tienen sentido si los empleadores no están presentes y activos, porque no se puede crear empleo sin empresas, ni mejorar condiciones laborales sin fortalecer a las unidades productivas. 

– Un tema por resolver es la informalidad. ¿Qué medidas impulsa su sector?

– Quizá, el Perú sea uno de los países en el que se registra más autoempleo, es decir, las personas tienen mayor creatividad para generar un ámbito laboral. Somos un país que tiene 95% de la población económicamente activa (PEA) ocupada, mientras que el 5% está desocupada. 

La fortaleza de los peruanos es que se ingenian para generar sus recursos y algunos, incluso, escalaron en el autoempleo hasta formalizarse. 

Tenemos registrados aproximadamente 600,000 autoempleos que están formalizados, porque ya tienen su Registro Único de Contribuyente (RUC), los que generan, de alguna manera, una economía formal y pagan impuestos.

Esa es también la gran tarea de nuestro sector, es decir, detectar dónde están estos informales, que bordean los 13 millones 400,000. Si no tenemos información de ellos, es un poco difícil hacer políticas públicas. Por tal motivo, actualmente elaboramos una base de datos de estas personas es esa condición laboral.

Por ejemplo, tenemos información de los trabajadores independientes que recibieron bonos, como el documento nacional de identidad (DNI), número de cuenta bancaria. Además, trabajamos con el Banco de la Nación (BN) porque tienen información de toda las personas que recibieron algún tipo de bono.

Con esos datos se evaluará cómo construir un registro de las personas que están en la informalidad para que, a partir de ese punto, establecer también políticas públicas e intentar formalizarlos. 

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En la actualidad, cuando hablamos de informalidad muchos analistas, académicos tienen en cuenta solo el costo laboral; sin embargo, no tienen presente en su evaluación la productividad del capital humano, que es lo más importante. 

El costo laboral es un factor importante, pero en la gran empresa esto será difícil de disminuir significativamente porque tendríamos que quitar las vacaciones, gratificaciones, lo cual es imposible. 

Sin embargo, el costo laboral en las pequeñas empresas puede llegar hasta 20% y en las microempresas a 5.6%, lo cual no es tan alto. En esos casos, necesitamos realizar campañas para conocer qué piensan los responsables de estas unidades productivas, dónde están ubicadas y de cómo podemos ayudarlas.

Si el costo laboral es bajo, necesitamos otras medidas adicionales, quizá el aspecto tributario sea alto y entonces se convierte en un cuello de botella que impide formalizarse a estas personas. Con esta información podemos tomar políticas públicas.

Todo eso significa mucha información que nos permitirá tener certeza, efectividad y eficiencia en las políticas públicas.

(ANDINA)