• Restaurante vecino del Palacio de Gobierno y punto de encuentro de celebridades y turistas de todo el mundo, se resiste al paso de los años y camina con fe al futuro.
Por: Julio Alzola Castillo
Ingresar hoy al emblemático bar-restaurante Cordano, vecino del Palacio de Gobierno, es toparse de inmediato con sólidos puntales de madera, que sostienen el techo del viejo y tradicional inmueble, donde el sánguche de jamón y un trago a base de pisco llamado “Ferroviario”, son emblemas por excelencia para consumo del público.
Fundado en 1905, el Cordano forma parte de un proceso de restauración integral que cuenta con el apoyo de Prolima, de la MML.
El 2024 cumplirá 120 años de existencia y la idea es continuar en la brega. Con mayores bríos e ilusiones, como narra Jacinto López Delgado, actual responsable de la marcha del negocio.
“Estos puntales nos llenan de fe y de optimismo para seguir adelante en este inmueble declarado Patrimonio Cultural de la Nación”, nos dice Jacinto López aferrado a uno de los puntales colocados en el salón principal del restaurante.
Ya no están los mozos de antaño. Han sido reemplazados por jóvenes, pero la esencia del Cordano se mantiene incólume gracias al tesón del ancashino Jacinto.
Espera que la restauración del inmueble de 280 metros cuadrados sirva para tonificar la fe. Además, saluda los trabajos de restauración del Centro Histórico, porque incentiva la llegada de visitantes nacionales y extranjeros.
Quien camine por la Plaza de Armas de Lima tiene que hacer una escala en el Cordano, convertido en uno de los principales atractivos turísticos, donde sillas, mesas, vitrina, mostradores, aparato telefónico, cocina, cuadros, paredes y demás tienen historia.
Cuelga de la pared la fotografía del famoso torero español “Manolete”, Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, quien fue uno de los grandes toreros de la historia de la tauromaquia de España en la década de 1940. Murió asestado por el miura Islero.