En el marco del Foro APEC 2024, la biotecnología emerge como una herramienta para duplicar la producción de cultivos, mejorar la calidad de los alimentos y generar competitividad en beneficio económico y social de países en vías de desarrollo. Este enfoque cobra especial relevancia en Perú, ya que enfrenta una preocupante situación de inseguridad alimentaria, con un 51.7% de la población afectada, según un informe de la FAO. En ese contexto, los científicos del Centro Internacional de la Papa (CIP), desde sus sedes en África y Asia, vienen realizando una investigación de vanguardia basada en la edición genética de este tubérculo andino, con el objetivo de generar cultivos más productivos, resistentes a diversas condiciones climáticas y capaces de repeler plagas o ser inmunes a enfermedades.
Con sede principal en Lima, Perú, el Centro Internacional de la Papa (CIP) es una organización sin fines de lucro que tiene presencia de investigación en más de 20 países de África, Asia y América Latina. En el reciente estudio de mejoramiento genético, que se realiza en la sede del CIP en Nairobi, capital de Kenia (África), los científicos desarrollan nuevas variedades de papa a partir de diferentes técnicas de ingeniería genética, entre las que destaca el sistema CRISPR/Cas9 (abreviatura de «repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas asociada a la proteína 9»).
Adaptado a partir de un sistema de edición del genoma natural que las bacterias utilizan como defensa inmunitaria, el CRISPR-Cas9 es un instrumento de laboratorio que se usa para cambiar o modificar piezas del ADN de una célula, permitiendo «reescribir» el código de la vida. Este método utiliza una molécula de ARN (ácido ribonucleico) con un diseño especial para guiar una enzima, que se conoce como Cas9, hacia una secuencia específica del ADN.
Luego, la Cas9 corta las hebras de ADN en el lugar seleccionado y quita una pieza pequeña. Así, se produce un espacio en el ADN en donde se coloca una pieza nueva de ADN. Las tijeras genéticas CRISPR, utilizadas para la edición genómica, fueron descubiertas por la investigadora francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer A. Doudna, quienes fueron galardonadas con el Premio Nobel de Química 2020.
El CRISPR-Cas9 ha generado mucho entusiasmo en la comunidad científica porque es más rápido, barato, preciso y eficiente que otros métodos de edición del genoma. (ANDINA)