Por: Julio Alzola Castillo
A propósito de la anunciada inauguración formal del nuevo terminal del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, en la avenida Morales Duárez, cabe recordar los importantes servicios prestados por el antiguo aeropuerto Jorge Chávez, de la avenida Faucett. Con más de 60 años de antigüedad, pasa al retiro después de haber sido testigo de innumerables hechos aeronáuticos, políticos, sociales, económicos y policiales.
Especialmente en las décadas del 60 y 70, cuando el gobierno militar que encabezó el general Juan Velasco Alvarado se dedicó a deportar a periodistas, políticos y empresarios que le resultaban incómodos por su lucha en defensa de la libertad de prensa y la recuperación de la democracia.
Uno de los casos más sonados fue la frustrada deportación aérea del abogado cajamarquino Javier Alva Orlandini, conocido como “Lechuzón”, dirigente político de Acción Popular. Corría el mes de junio de 1974 cuando se decidió deportar a Alva Orlandini en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, procedente de Los Angeles, con escala en Lima para seguir a Buenos Aires.
Era reportero del diario LA PRENSA en el Aeropuerto Jorge Chávez y recibí el dato que “Lechuzón” iba a ser deportado. Por esa época los periodistas acreditados tenían acceso al interior del aeropuerto y a la rampa de parqueo. A las 6 de la mañana ya montaba guardia detrás de una escalera movible a la espera que saliera una caravana de vehículos de Seguridad del Estado del sótano del aeropuerto donde tenían preso al dirigente acciopopulista.
El avión estaba acordonado por agentes de Seguridad del Estado con mirada fija sobre el jet. Advierto la salida de la caravana con dirección a la puerta posterior del avión y emprendo la carrera con mi Rollei 35 en mano. Registro como a golpes y empellones los policías hacen descender del auto a Alva Orlandini. El opone resistencia y al verme forcejea mucho más. Parecería que todo ya estaba consumado para el “Lechuzón”. A viva fuerza lo hacen subir por las escaleras y lo meten al avión.
En el jet ya estaban todos los pasajeros sentados para enrumbar a Buenos Aires. Se notaba un continuo movimiento de policías que subían y bajaban del avión. Después de unas 2 horas la policía cambia de actitud y decide bajar a Alva Orlandini, porque “por razones de seguridad” la tripulación no autorizaba el despegue. El político estaba ofuscado y era incontrolable a bordo.
El descenso lo hacen por la puerta pequeña del avión, por donde se abastece alimentos. Utilizan un elevador, desciende Alva Orlandini y lo meten a un auto, con el cual la caravana se retira del aeropuerto. Se supo después que por tierra fue llevado a la ciudad de Arequipa, de alli a Puno, La Paz y Buenos Aires.
Tras la frustrada deportación de Alva Orlandini, los agentes se vienen contra mi con el objeto de quitarme la máquina fotográfica. En buen estado atlético, corro por la rampa, hago una serie de regates, hasta que el cerco policial se fue achicando. Siento una fuerte zancadilla y caigo de bruces con mi Rollei aferrada al pecho. Lo demás fueron puntapies y puñetes a diestra y siniestra. La Rollei la estrellaron contra el cemento y el rollo ralió despedido, velándose completamente.
Pero todo no estaba perdido. La presencia del experimentado reportero gráfico de Ultima Hora, Norberto Rivera, en el espigón del aeropuerto para tomarle fotos a familiares que viajaban a la Argentina en el mismo vuelo del “Lechuzón”, hizo que se encontrara con la noticia de la deportación. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Que este atropello no vuelva a ocurrir.