• De la mano de la Fundación Lima, vecinos meten el hombre construyendo escaleras y cancha deportiva.
Por Julio Alzola Castillo

Bajo el influjo de la Fundación Lima, institución privada que apoya la gestión de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), la Minka, el ancestral trabajo colectivo de los incas y preincas, se ha convertido en furor en el asentamiento humano Santa Rosita Etapa 2, del gigantesco distrito de San Juan de Lurigancho, donde mujeres, hombres y niños, con herramientas de trabajo en mano, ayudan en la construcción de escaleras y cancha deportiva.

La Minka tiene historia respaldada en miles de año, donde los antiguos peruanos construían obras monumentales en jornadas comunales. Todos a una es la filosofía. Ese mismo principio anima a los pobladores de Santa Rosita Etapa 2 a sumarse en la construcción de empinadas escaleras por los accidentados cerros de San Juan de Lurigancho.

Parece increíble que la mística de la Minka aparezca de manera contagiante e invencible en la materialización de escaleras, como verdaderas proezas para una población que no se rinde ante la adversidad de los contrafuertes del macizo andino peruano.

Son jornadas de embriagante adrenalina en busca del progreso. Con fervor y decisión clavan sobre el cerro picos, lampas, barretas y demás herramientas, ayudando en la construcción de escaleras. Modestos pobladores con manos encallecidas y sudando a borbotones son los artífices de las escaleras, que avanzan sin tregua hacia el cambio de vida total.

La Fundación Lima, que preside Javier Cipriani Thorne, colabora con Rafael López Aliaga, el alcalde de los cerros, en programas sociales como Agua de Emergencia, Hambre Cero (Ollas Comunes), Internet, Cocignas, Congeladoras, Granja de Cuyes, Escaleras y Losas Multideportivas, con el invalorable apoyo del empresariado a favor de los que menos tienen. En todos estos programas está la Minka, que, no obstante su antigüedad, está presente y más agilita que nunca.

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