El pasado 26 de diciembre, el pisco peruano y ocho variedades de semillas de uvas pisqueras alcanzaron los 30 km de altura en un globo estratosférico. Este hito científico busca analizar los efectos de la radiación UV en condiciones extremas, marcando un precedente en la investigación astrobiológica.
En un evento histórico, dos botellas de pisco peruano y muestras de semillas de las uvas pisqueras fueron enviadas a la estratósfera como parte de un proyecto liderado por la Asociación Peruana de Astrobiología (ASPAST) en colaboración con la destilería La Caravedo y el influencer gastronómico Mauricio Velarde. La misión, que tuvo lugar en la hacienda La Caravedo, en Ica, busca analizar cómo las condiciones extremas de la estratósfera afectan a estos productos emblemáticos.
El Dr. Octavio Chon Torres, presidente de ASPAST, explicó que esta investigación permitirá comparar las semillas expuestas a radiación UV con muestras de control, evaluando su capacidad de germinación. Experimentos previos con semillas de quinua y tomate han mostrado variaciones significativas, como un crecimiento acelerado o demorado.
El lanzamiento, realizado a la 1 de la tarde, alcanzó los 30 mil metros de altura en poco más de una hora. Aunque hubo contratiempos, como la ruptura de una de las botellas de pisco durante el descenso, el equipo logró recuperar el módulo en el desierto de Ica gracias a sistemas de GPS.
El CEO de La Caravedo, Daniel Byrne, destacó la importancia de este proyecto para preservar las variedades de uvas patrimoniales, esenciales en la producción de pisco, mientras que Velarde resaltó cómo este tipo de iniciativas realzan la riqueza de la gastronomía peruana.
El impacto cultural y científico del proyecto es significativo, ya que refuerza la posición del Perú como líder en investigaciones astrobiológicas. La ASPAST ya planea expandir estas iniciativas a otros países como Colombia y Paraguay, consolidando el protagonismo peruano en la exploración científica.
Este histórico lanzamiento une la tradición del pisco peruano con la innovación científica, demostrando el potencial de la ciencia nacional para destacar a nivel global. Además, abre las puertas a futuras investigaciones que podrían tener impacto tanto en la gastronomía como en la exploración espacial.