Un nuevo ataque masivo con drones sacudió anoche la región de Crimea, en lo que representa el tercer operativo aéreo a gran escala en poco más de una semana. Rusia informó que sus sistemas de defensa antiaérea lograron interceptar 121 drones ucranianos, la mayoría dirigidos a la península anexionada por Moscú en 2014.
De acuerdo con el Ministerio de Defensa de Rusia, 89 drones fueron derribados sobre Crimea y 24 más sobre los mares Negro y de Azov, zonas estratégicas cercanas a la región. Esta operación supera en magnitud a los ataques realizados los días 24 y 25 del mes pasado, en los que también se registró un gran número de aparatos abatidos.
El gobernador de Sebastopol, Mijaíl Razvozhaev, señaló que este fue el ataque más intenso del año contra la ciudad portuaria, donde se ubica la principal base naval rusa del mar Negro. Según sus declaraciones, más de 50 drones aéreos y varios marítimos fueron destruidos cerca de la ciudad, sin que se registren daños a instalaciones militares o civiles.
El operativo no se limitó a Crimea. Las defensas rusas también abatieron drones sobre otras regiones del país, incluyendo Krasnodar (4), Oriol (2), Bélgorod (1) y Briansk (1), evidenciando el alcance cada vez mayor de los ataques ucranianos en territorio controlado por Moscú.
Este nuevo episodio intensifica la tensión en el conflicto entre Rusia y Ucrania, revelando la capacidad de Kiev para coordinar ataques simultáneos a gran escala. Aunque Rusia presume de una defensa exitosa, el creciente número de ataques podría obligar a una revisión de su estrategia militar en la región ocupada.