(El Parque de la Cultura no podría tener mejor nombre que el de Luis Alberto Sánchez)
Comenzaré mi respuesta al desquiciado Rodrigo Núñez Carvallo con las sintéticas palabras que escribiera un periodista e intelectual y que dibujan con exactitud a este malévolo individuo.
«No solo el alcohol, también los tronchos lo hacen delirar buscando eclipsar la luz de Luis Alberto Sanchez».
Es muy difícil que los hijos de los grandes intelectuales, igualen y menos superen a sus padres. Este es el caso de Rodrigo Núñez Carvallo, personaje políticamente nefasto y anti aprista, que no le llega al tobillo a ninguno de sus progenitores y menos a un océano de cultura conocido por todos como LAS. No escribo de la calidad del arte de este anti aprista,
Este viejo aprendiz de artista llamado Rodrigo Núñez Carvallo, estudio en la PUC cuando los pitucos (hoy caviares) dominaban ya en Letras y CC.SS, era la segunda mitad de la década del 70 del siglo XX.
Escucharlo da vergüenza pues pretende ser sencillo y popular introduciendo en sus bajas y titubeantes exposiciones, groserías como: «me llega al pincho», «concha de su madre», «huevear», «más veloz que un pedo», etc.
Probablemente quiere presentarse como desenfadado, pues dice que no le interesa publicar sus escritos (como Platón, a quien cita de pasada); sin embargo esto lo dice en 2015 cuando editar un libro ya es trabajo que corresponde principalmente al editor.
Él al comienzo estudió medicina, sin embargado y probablemente por influencia silenciosa o muda de sus padres, ingresó al mundo de las letras, pero nunca pudo superar, hasta hoy que ha publicado poco y no ha igualado, menos superado, a sus padres biológicos.
Pretendió ser poeta, escultor, novelista, pintor, cineasta, etc. y en nada fue renombrado, hoy se sabe que pasa su desordenada vida en medio de sus muebles, pinturas arrugadas, escritos manchados de alcohol, tirados por el piso de su departamento en el distrito de Barranco.
Creo que esa es su frustración porque más allá de una o dos novelas, no me refiero a su calidad sino cantidad, nunca despuntó y hoy ya envejecido, con 70 años, solo puede mostrar cartas, retratos, pañuelos y nada más.
Este anti aprista pretende negar lo que su padre, quien fue alumno de Luis Alberto Sánchez en un colegio alemán, al igual que Martín Adam, Javier Abril, Emilio Welfalen y otros grandes de la literatura peruana, siempre reconoció: que Luis Alberto Sánchez fue el más grande promotor de la cultura, en sus diversas manifestaciones, durante el siglo XX. Es así que trabajó intelectualmente para difundir a José Santos Chocano, César Vallejo y otros gigantes de la literatura peruana.
Entre los años 30 y 40 del siglo XX Luis Alberto Sánchez ya era un personaje consolidado, escribió la Historia de la Literatura Peruana, la primera integral, que abarcó desde el comienzo de la República hasta el final de su rica y valiosísima vida.
LAS, escribió dos biografías de gran importancia, una de José Santos Chocano y otra de Manuel González Prada.
Cuando fue director de las UNMSM, durante el rectorado de José Antonio Encinas, Luis Alberto Sánchez se encargó de promover la cultura y darle acceso al pueblo, es así que con él por primera vez se realizaron conferencias culturales donde asistió la población no universitaria de esos años, el cambio que protagonizó fue incomparable pues se desarrolló el arte, la pintura, la música académica, etc.
En una sala de esta Universidad se pudo escuchar las interpretaciones de Claude Debussi, Maurice Ravel y otros grandes compositores que nunca antes se habían tocado en la UNMSM.
Estuardo Núñez señaló alguna vez que su talento abarcó muchos campos de la cultura en sus diversas manifestaciones.
Luis Alberto Sánchez es el ícono peruano de la cultura, actuó en diferentes e increíbles áreas de la vida humana, por ejemplo fue árbitro de box en peleas internacionales, muy conocedor de las artes del duelo con sable que concluía con la aparición de la primera sangre de uno de los dos contrincantes o de los dos.
Escuché que preparó para un duelo a Luis Felipe Villarán, enseñándole cómo atacar y cómo defenderse, ganó. Sin embargo, contribuyó para que el duelo, propio de otras sociedades pasadas, desaparezca.
Su larga vida duró 94 años (nació el último año del siglo XIX) fue de gran valor para la cultura de la sociedad peruana.
Por esta razón, los apristas reaccionamos contra el energúmeno Rodrigo Núñez Carvallo quien, sobrio o no, debería de lavarse la boca con sal de soda, la lengua con lejía y sus manos con ácido muriático, antes de hablar o escribir estupideces contra un gigante de la cultura, al que no le llega ni a la suela de sus zapatos.
Fui alumno de su padre en la UNMSM y conocí la grandeza del doctor Estuardo Núñez. A.F.