Por: Abraham Fudrini
Expreso mi opinión sobre la concentración de los compañeros apristas que se congregaron en la Plaza de Toros de Acho, para celebrar los 100 años de la fundación, el 7 de mayo de 1924, de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). Lo hago reconociendo que estuvieron cerca de llenar 9 tendidos del nombrado coliseo taurino donde se realizan también otros espectáculos. Hubo un gran escenario montado para esta importante celebración, el mismo que cubrió dos tendidos donde no hubo manifestantes apristas ya que están detrás del nombrado escenario donde se presentaron conjuntos musicales de música popular. Todos los demás tendidos estuvieron ocupados y solo en determinadas partes de algunos de ellos estaban sin llenar. Sin embargo, la gran inversión (los ómnibus, conjuntos musicales, cartelones, banderolas, publicidad, etc.) y el largo tiempo que se tuvo para realizar este evento en la tarde del domingo 5 de mayo, cuantitativamente hablando, estuvo muy cerca de cumplir completamente su meta de llenar 9 de los 11 tendidos de la Plaza de Acho, cuyo aforo total es para 13,000 personas en los once tendido que tiene el nombrado coliseo, que además tiene ruedo o redondel cuyo diámetro fue de 90 metros pero después se le redujo hasta 60 metros lineales.
Hay once tendidos: los de Sombra son los números 9, 10, 1, 2, y Preferente, situado encima de toriles. Los tendidos de Sol y Sombra son los números 3 y 8 y los de Sol los números 4, 5, 6 y 7. Por su altura la plaza se divide en: barreras, contrabarreras, tendidos bajos, tendidos altos, gradas, palcos y andanadas.
Podemos entonces calcular que se puede llenar cada tendido con 1,200 asistentes y que estando sin uso dos que están detrás del enorme y alto escenario que se montó para desarrollar el espectáculo artístico, hubo en total 10, 600 asistentes, sin considerar las pocas y pequeñas áreas que no estaban cubiertas de personas. Si a este subtotal le sumamos, exagerando un poco, 2,000 personas que estuvieron en el ruedo o rondel, el total general de asistentes no llegó a 13,000 compañeros.
Comparando cuantitativamente este evento, puedo afirmar que cuando Víctor Raúl Haya de la Torre dio allí su discurso-programa, el 23 de agosto de 1931, la Plaza de Toros tenía un aforo para 7,000 asistentes y que cuando se remodeló el año 1944 también se redujo su ruedo o redondel en 30 metros lineales, pues un ruedo tan grande cansa a los toros, según las opiniones de los especialistas. Estos datos me permiten concluir que en 1931 hubo similar o mayor cantidad de asistentes que el 5 de mayo de 2024.
Finalmente, dentro del análisis cuantitativo, recuerdo que Perú tuvo 5 millones 500 mil habitantes y hoy su población está llegando a los 34 millones de habitantes (seis veces más); mientras que Lima-Callao tiene hoy, 93 años después, 25 veces más población que en 1931 (Data del BCRP).
Sin mezquinar la cantidad de asistentes, puedo afirmar que, el 5 de mayo de 2024, fue adecuada al tiempo, inversión, propaganda y esfuerzo desplegado por los militantes y dirigentes organizadores de todo Perú.
Sin embargo, no podemos sobre estimar el hecho cuantitativo de asistentes, ya que la celebración por los 100 años también se debe calificar por el contenido de los mensajes de los oradores del evento aprista y en este caso solo puedo destacar el discurso de la c. Belén García por haber acogido la mayoritaria y extendida demanda de todos los lugares de Perú, para que se realice ya un nuevo Congreso del Partido Aprista Peruano (PAP), que perdió su legalidad por causa de enfrentamientos personales, intereses mezquinos y codicia de poder de sus pseudos líderes que hoy están cubiertos por la sombra de la corrupción dentro del PAP y por el Ministerio Público (MP) del Estado. Es imprescindible reconocer que la legalidad del PAP se recuperó con el esfuerzo de dirigentes y militantes de las bases apristas de todo Perú, quienes son conscientes mayoritariamente en su lucha para que no regresen o vuelvan a ser candidatos los ex congresistas, ex ministros, ex dirigentes y otros cuantos advenedizos, que sin duda son culpables de la crisis que sufre el PAP hoy.
Finalmente, solo para recordar a los compañeros apristas el contenido del discurso de Víctor Raúl Haya de la Torre, cierto que obedeció a otro momento, pero que su discurso-programa abrió las consciencias apristas señalándoles que el Estado en ese momento no servía porque solo ayudó a resolver los problemas de la oligarquía que eran los dueños de la tierra y propietarios del incipiente Estado peruano; enseñó que existían dos aspectos de nuestra economía: uno “…el aspecto propiamente nacional y el aspecto de nuestra economía vinculada a intereses extranjeros.”. Su discurso del 23 de agosto de 1931 nos demostró que las empresas extranjeras que traen capital, técnica y organización a nuestra agricultura constituyen un aspecto de nuestra economía. El otro es la empresa o el individuo agrícola nacionales que conservan sus métodos primitivos de producción y que no tienen garantía.
Que “… la economía nuestra que depende del extranjero, economía principalmente agraria, es una economía que depende de un sistema mucho más organizado y naturalmente más sistematizado, mejor respaldado y más garantizado que el aspecto agrícola nacional”.
Igualmente nos señaló la necesidad de hacer una asamblea de productores nacionales y extranjeros, que le llamó el Congreso Económico, concepto que ha sido olvidado y dejado de lado porque fue sugerido para instalarlo en el Estado, pero que la ciencia de la política moderna ha determinado la real necesidad de que hay que fortalecer a la sociedad civil frente al Estado. Ante este inconveniente, en el CED de Miraflores se decidió recuperar, rescatar este importante concepto y proponerlo igual como lo pensó Víctor Raúl Haya de la Torre, pero ubicándolo en la sociedad civil y haciéndolo vinculante al Estado, dentro de una propuesta de un nuevo Estado Democrático Descentralizado con economía social de mercado y democracia directa que supere la actual y obsoleta democracia representativa o indirecta que no se resolverá con el regreso del Senado o cámara alta que, aunque siendo mejor que la vieja y obsoleta democracia actual, no resuelve el problema estructural del Estado, a mediano ni a largo plazo.