El Premio Nobel de Economía de este año fue otorgado a tres economistas que destacan la importancia de las instituciones públicas en el desarrollo económico de los países, ofreciendo lecciones valiosas para América Latina.
Este año, el prestigioso Premio Nobel de Economía ha reconocido a Daron Acemoglu, James Robinson y Simon Johnson, tres académicos de renombre que han centrado sus investigaciones en entender las desigualdades en el desarrollo económico entre diferentes naciones. Sus estudios, que han influido en la comprensión de por qué algunos países prosperan mientras otros permanecen estancados, subrayan el papel crucial que juegan las instituciones transparentes y eficientes en dicho proceso.
Uno de los estudios más destacados de Acemoglu y Robinson, publicado hace dos décadas, comparó dos comunidades en la frontera entre Estados Unidos y México. A pesar de compartir población, clima y recursos similares, las diferencias en el nivel de desarrollo eran evidentes. La clave, según los autores, radica en la calidad de las instituciones: aquellas que logran fomentar la transparencia y la eficiencia tienden a generar mayor prosperidad.
Su obra más conocida, «Por qué fracasan los países: orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza», profundiza en cómo las instituciones pueden determinar el éxito o fracaso de una nación. Esta teoría es especialmente relevante para América Latina, donde algunos países han logrado avanzar económicamente mientras otros, como el Perú, enfrentan el riesgo de retroceder debido a la debilidad institucional.
El Nobel de Economía de este año envía un mensaje claro: el fortalecimiento de las instituciones es fundamental para lograr el desarrollo sostenible de los países. América Latina, incluida nuestra región, puede aprender valiosas lecciones de estos estudios para mejorar sus sistemas públicos y avanzar hacia una mayor prosperidad. (RPP)