El expresidente Donald Trump asegura que, de regresar a la Casa Blanca, pondrá fin a la guerra en Ucrania en tan solo 24 horas. Sin embargo, expertos advierten que esta «solución» podría implicar concesiones a Rusia, lo que genera preocupación en Kiev y entre aliados occidentales.
La reciente autorización por parte de Estados Unidos para que Ucrania utilice misiles ATACMS en territorio ruso ha incrementado las tensiones en la región. Estos proyectiles de largo alcance se han utilizado en Kursk, una zona parcialmente ocupada y donde, según informes de inteligencia, soldados norcoreanos respaldan a las fuerzas rusas.
Ante este complejo panorama, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski no tardó en felicitar a Trump por su victoria electoral y, en una conversación telefónica, manifestó su deseo de continuar contando con el respaldo estadounidense. Incluso el empresario Elon Musk estuvo involucrado en la llamada, ya que su red de satélites Starlink ha sido clave para Ucrania.
En contraste, el presidente ruso Vladímir Putin ha mostrado una postura favorable hacia Trump, calificándolo de «valiente» tras el atentado que sufrió en julio. Aunque se desmintieron rumores sobre conversaciones directas entre ambos, el Kremlin no oculta su disposición a negociar.
Trump, sin embargo, ha mantenido una relación controvertida con Zelenski, recordando su juicio político en 2019 por presiones al líder ucraniano para investigar a los Biden. Este antecedente revive dudas sobre su capacidad de manejar el conflicto de manera imparcial.
Durante su campaña, Trump sugirió un repliegue de la presencia militar estadounidense, lo que podría significar una reducción significativa en la ayuda que recibe Ucrania. Desde 2022, Washington ha destinado 108.000 millones de dólares en apoyo militar y humanitario. Sin embargo, propuestas recientes del magnate incluyen bloquear más recursos si no se logra un acuerdo inmediato entre Kiev y Moscú.
Laboratorios de ideas cercanos al trumpismo plantean como salida un armisticio en las líneas actuales del conflicto, lo que podría traducirse en la anexión de territorios ucranianos por parte de Rusia. Zelenski, no obstante, insiste en que cualquier acuerdo debe respetar la integridad territorial de su país, rechazando concesiones a Moscú.
La promesa de Trump de acabar con la guerra en 24 horas podría ser más simbólica que práctica. Si bien su influencia podría presionar a Ucrania a aceptar negociaciones, las implicancias de una «paz rápida» podrían ser devastadoras para la soberanía ucraniana. El mundo observa expectante si esta propuesta será una solución genuina o el preludio de nuevas tensiones geopolíticas. (RPP)