La guerra entre Rusia y Ucrania, que esta semana cumple un año desde que se inició, impulsó el alza de precios a nivel global, debido a que estos países estaban entre los primeros importadores de granos.
Pero ¿por qué impacta tanto al Perú que un producto suba a nivel internacional? Porque, según un reporte del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes), el Perú tiene una fuerte dependencia alimentaria, la cual se ha quintuplicado en los últimos 60 años.
Antes, en 1961, las importaciones representaban un 4% de la oferta alimentaria y hasta antes de la pandemia llegaronn a representar el 20%.
Con aceite la mayoría de las familias cocina, el maíz y el trigo se usan para la alimentación de animales de granja y en el caso del trigo, este también se emplea en la preparación de harina que finalmente se usa en la fabricación de pan.
En el caso del maíz, en el Perú la producción nacional solo cubre el 23% de la demanda nacional. Las importaciones han llegado a cubrir más del 70%.
Respecto al trigo, en el país solo se producen cerca de 188 mil toneladas. Esta cifra que no ha mejorado en los últimos 10 años, así q más del 90% del trigo q se consume en el Perú es traído de otros países.
¿Qué se puede hacer?
Los especialistas indican que no se requiere específicamente barreras arancelarias o restricción a importaciones pues estas pueden perjudicar a los consumidores. sino q se trata de generar incentivos para que el país sea más competitivo y q no necesite importar tanto como lo hace.
El ex titular del Midagri, Juan Manuel Benites, precisó que necesitamos de infraestructura, mejores regulaciones, incentivos, trabajar por el lado de créditos, entre otras cosas para mejorar en la productividad de cultivos.
Además, señala que se necesita de una asociatividad entre productores agrarios pequeños de pocas hectáreas, de esa manera podrían reducir costos, negociar mejores precios.
En el caso de infraestructura, se recuerda que el año pasado se usó más del 70% del presupuesto destinado a inversión, algunas regiones y localidades no usaron la mayor parte de sus recursos destinados a obras para la agricultura y ganadería.
Los gobiernos regionales más rezagados fueron los de Ucayali y Cajamarca. Ucayali dejó de usar casi siete de cada 10 soles y en Cajamarca no usaron más de la mitad de su presupuesto.
En el caso de los municipios, los que usaron menos de la mitad del dinero que se les dio para obras fueron Ica, Lambayeque y Pasco.