“Profe Manuel”, preparador de futuras “estrellas” del fútbol en Cañete

Para el cañetano Manuel Quiñones Quintana, entrenar a adolescentes y jóvenes en el deporte más popular del mundo, no es solo ganarse un billete. Es acercarlos a su más cara aspiración: ser estrellas del fútbol, lo que algún día él también anheló, pero que, por azares del destino, no pudo ser posible.

Como en la mayoría de las historias de los adultos mayores de Pensión 65, la vida de don Manuel es testimonio de un hombre fuerte y valiente quien, pese a haber aportado al Perú de hoy, aun comparte sus saberes y conocimientos a las nuevas generaciones de San Luis de Cañete.

Desde niño le gustó el fútbol y amaba a su club Alianza Lima. Cuenta que era aún menor de edad cuando le dijeron que era una promesa del fútbol. “Querían llevarme a Lima, pero los dirigentes de mi club en Cañete tuvieron desavenencias por mi pase y no viajé”, recuerda aún con tristeza.

Aun así, buscando un futuro como futbolista, partió a Tacna. Viajó solo, pues sus padres no tenían dinero, y tenían que sacar adelante a su numerosa familia. “Fuimos 12 hermanos, 11 mujeres. Soy el último. De chico me decían ‘Chivas’, porque cuando mi mamá me mandaba a pastear, yo llevaba a mis chivatitos y obedientes se sentaban en el pasto, mientras yo jugaba”, narra.

Pese a su talento con el balón, el apoyo le fue esquivo y tuvo que conformarse. Entonces, abandonó Cañete y se fue a Lima, a trabajar en una ensambladora de vehículos; y es que su padre fue mecánico y conocía bien los secretos del oficio.

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Allí trabajó nueve años, hasta que en uno de sus visitas a Cañete se enamoró perdidamente de Filomena Donaire, una mujer hermosa -prima del cantante Manuel Donaire-. Tras el matrimonio, empezaron a llegar los hijos, y así se afincó en San Luis de Cañete.

Relata que fueron años difíciles. “Hacía cualquier trabajo, albañil, agricultor y a veces enseñaba fútbol”. Pero su talento de profesor se extendió y cuando supieron que se había capacitado en la Federación Peruana de Futbol para entrenar a menores, lo contrataron algunos colegios particulares. Así, crío cuatro hijos y a la vez, enfrentó etapas dolorosas, cómo perder a su esposa y luego a una de sus hijas.

Todo el desconsuelo lo pudo superar Manuel gracias al fútbol: “Me ilusiona preparar a los chicos, algunos ya están en Lima en equipos reconocidos, y a uno se lo quieren llevar a Argentina. Ellos son mi orgullo”.

Y también lo ayudan sus risueñas compañeras del Programa Pensión 65, con quienes suele reunirse en ocasiones como durante la Campaña Gratuita de Entrega de Lentes, donde Manuelito formó parte del elenco musical que representa a su Cañete querido