Recién ha alcanzado la mayoría de edad, pero su exquisita belleza ya ha recorrido distintos certámenes y pasarelas. Sus ojos marrones y su fresca edad son un suspiro para la inspiración de poetas y escritores. Ellos, con sus plumas en ristre, dan pinceladas al viento quebrando el frío glacial de un invierno limeño que se rompe en mil pedazos ante la febril figura de este encanto de mujer.