Rusia ha probado su nuevo misil balístico Oreshnik, una arma experimental de alcance medio con capacidad nuclear que podría impactar a casi toda Europa y más allá. Este desarrollo reaviva las tensiones globales tras la salida de Estados Unidos del tratado INF en 2019.
El Oreshnik, cuyo nombre significa «Avellano» en ruso, fue disparado desde la región de Astracán hacia la fábrica de misiles Pivdenmach en Dnipró, Ucrania. Según el presidente ruso Vladímir Putin, este misil balístico tiene un alcance de entre 3,000 y 5,500 kilómetros, capaz de cubrir casi toda Europa y, en teoría, llegar a la costa oeste de Estados Unidos si se lanza desde el Extremo Oriente ruso. Aunque aún está en fase experimental, su velocidad de hasta 12,350 km/h (Mach 10) y su capacidad de llevar múltiples ojivas lo convierten en un desafío prácticamente imposible de interceptar para los sistemas de defensa actuales.
Esta nueva arma está basada en el modelo ruso RS-26 Rubezh, cuyo desarrollo se detuvo en 2018 por falta de recursos. Sin embargo, la reactivación del proyecto podría ser consecuencia directa de la retirada de Estados Unidos del tratado INF en 2019, durante el mandato de Donald Trump, lo que marcó el inicio de una nueva carrera armamentística.
Además, el misil está equipado con tecnología que permite maniobras en el aire, aumentando su eficacia y letalidad. Un video difundido en redes mostró el impacto del misil con seis destellos sucesivos, lo que indica que llevaba múltiples cargas explosivas independientes.
El despliegue del Oreshnik pone en evidencia el avance de la tecnología armamentística rusa y su capacidad para desafiar el equilibrio de poder global. Esto genera preocupación en Europa y el resto del mundo, especialmente considerando la falta de tratados internacionales vigentes que limiten este tipo de armamento. La prueba también podría intensificar las tensiones geopolíticas entre Rusia y Occidente, acelerando la modernización de sistemas de defensa en países de la OTAN.
El desarrollo del misil Oreshnik subraya la urgencia de retomar los acuerdos internacionales para limitar las armas de alcance medio y evitar una nueva carrera armamentística. Mientras tanto, Europa y el resto del mundo deben reevaluar sus estrategias defensivas frente a este tipo de amenazas emergentes.