¡Van a la NASA! Después de un largo proceso de selección, tres estudiantes del colegio FAP Abelardo Quiñones viajarán, acompañados de estudiantes de la Univesidad Nacional de Ingeniería (UNI) y miembros de la agrupación DOTS, a la NASA para participar del concurso High Altitude Student Platform (HASP), con un satélite diseñado para llegar a la estratósfera.
Este 20 de julio, su destino es Palestine, Texas, lugar en el que realizan experimentos de globos con presión cero y de globos de gran altitud. Aquí, luego de pasar una rigurosa examinación y asegurarse del funcionamiento de todos los sistemas (especialmente el de comunicación), se espera que el satélite que preparan llegue a los 40 km de altura junto a otros proyectos de las mejores universidades de los Estados Unidos.
Martín Salazar (27), Maria Muñoz (29), Gabriel Díaz (37) y José Rueda (27) conversaron con la Agencia Andina sobre el proyecto, recordando que esta no es la primera vez que representan al Perú en el HASP. Sin embargo, sí es la primera vez en la que trabajan con escolares, y esto se debe a que, como miembros de la agrupación DOTS, buscan incentivar el interés de los jóvenes en las áreas STEM, y qué mejor motivación que visitar la NASA.
El proyecto actual varía un poco de los que habían trabajado los años anteriores, sigue siendo un satélite, pero ahora cuenta con una función más compleja, por lo que la construcción de varios sistemas ha sido necesaria para lograr la meta. Es por esto que se necesitó la ayuda del equipo en total, muchos de los cuales también son estudiantes de la UNI. Según Gabriel Díaz, los casi 30 miembros de DOTS estuvieron involucrados en la construcción y/o planeamiento de este nuevo satélite, junto con los tres escolares seleccionados.
¿Qué satélite lanzarán a la estratósfera?
Este equipo multiorganizacional es el único que estará viajando con escolares para colocar su satélite en el globo de más de una tonelada que la NASA enviará a más de 40 metros de altura, en marco del concurso High Altitude Student Platform (HASP).
Para ello, los estudiantes diseñaron un satélite con un sistema de orientación que probar sus celdas solares tipo Gratzel (DSSC) en la estratósfera, donde deberán recibir la radiación solar para reunir la información necesaria para su estudio.
Pero, ¿qué son las celdas solares? María Muñoz explica que estas tienen la función de convertir la radiación solar en energía eléctrica. Estas celdas, ligeramente más grandes que la yema de un dedo, están conformadas por una combinación de líquidos que se sitúan en capas sobre un vidrio similar a un portaobjetos, que luego se cierra para evitar el desborde.
Se trata de una combinación de electrodo, contraelectrodo y electrolito. El primero es sumergido en colorante natural, el elemento que hace que la conversión sea posible. Se sabe que estos funcionan correctamente en la Tierra, y la conversión de radiación solar a energía eléctrica es posible, pero ¿pasará lo mismo en el espacio?
Esta es la cuestión que buscan responder. Cambiando drásticamente el ambiente en el que funcionan correctamente, ¿podrán las celdas cumplir su función a – 70 grados en un globo estratosférico? ¿Habrá un aumento en su eficiencia, o lo contrario? Es por esto que el sistema de orientación es sumamente importante. Al estar en un globo y en el centro del satélite que enviará la NASA, el proyecto peruano estará en constante balanceo y rotación, por lo que es necesario que el sistema de orientación funcione correctamente y mantenga a las celdas constantemente al alcance de la radiación solar.
“Para poder caracterizar de forma correcta una celda, y esto es bajo el estándar para hacer un experimento correcto en celdas solares, requiere que las celdas solares tengan un ángulo perpendicular de incidencia de la radiación y bajo un pequeño margen de error”, señaló Martín Salazar, quien estuvo trabajando en el sistema de control.
El proyecto estuvo en marcha durante un tiempo y el equipo tenía en claro que querían hacer un sistema de orientación, sin embargo, no tenían qué orientar. Fue recién cuando María conoció a Angie Pierina, estudiante de la UNI y quien se encontraba haciendo su tesis sobre celdas solares, que obtuvieron la pieza que faltaba. Si enviaban el proyecto de Angie a la estratósfera, podían justificar el uso de un sistema de orientación.
Acercando la ciencia a los escolares
Gabriel Díaz, asesor del equipo, señala que es importante que los niños empiecen a tener contacto con la ciencia por medio de la tecnología y empezar a sembrar, lo antes posible, el interés por las áreas STEM antes de su ingreso a la universidad.
Piero Antonio García Carreño (15), Manuel Alonso Muños Ochoa (15) y Rafaela Rodríguez Rivera (15) fueron los tres escolares seleccionados de entre más de 35 alumnos de segundo, tercero y cuarto de secundaria del colegio FAP José Abelardo Quiñones para formar parte de este proyecto.
Ellos se encargaron de desarrollar el sistema de control técnico, con asesoramiento de la agrupación DOTS, teniendo como base su propia creatividad y aplicando los conocimientos que aprendieron durante las clases brindadas por la organización.
Los miembros de DOTS y algunos voluntarios de la UNI capacitaron a los escolares con clases teóricas y prácticas, además de evaluaciones y exposiciones.
Este es un punto que también resaltan los mismos estudiantes. El aprender y comprender los conceptos, en lugar de solo memorizarlos, les ayudó mucho a la hora de construir su proyecto final, con el cual fueron clasificados al equipo.
Los tres menores expresaron estar muy emocionados de aprovechar esta oportunidad, en especial Piero, quien contó su deseo de estudiar astrofísica. Rafaela, por otro lado, también vio su interés atrapado por esta oportunidad y, a pesar de que su carrera de elección se aleja de la ingeniería aeroespacial ya que ha dedicido estudiar medicina, se mostró interesada en este desafío, a pesar de que muchas de sus amigas lo consideraban muy difícil.
Y es que además de sus clases normales, Piero, Rafaela y Manuel tuvieron que quedarse horas extras en el colegio, y más horas en sus casas, para estudiar y comprender los temas del programa de capacitación.
Manuel se unió por influencia de Piero, pero confiesa que una de sus opciones a estudiar es ingeniería, por lo que el proyecto y la preparación también le ayuda mucho.
“Recuerdo cuando presentaron el proyecto y dijeron que iban a ir dos alumnos a la NASA. En ese entonces yo pensé que iba a estar bastante reñida la cosa pero en el transcurso de las clases fueron disminuyendo la cantidad de alumnos que habían entrado porque más que todo era compromiso. Nos quedamos después del colegio y después de las clases también a repasar lo que nos enseñaban. Incluso me dijeron que salga porque iba a gastar bastante tiempo, obviamente dije que no. Pero con organización todo se puede, y fuimos avanzando y gracias a nuestra perseverancia fue que ahora estamos aquí”, recuerda Piero.
Todos están bastante emocionados por el viaje pero, además, son conscientes de lo que significa representar al Perú. Esta es la primera vez que alumnos de un colegio van a la NASA para este programa. (ANDINA)