El expresidente de Bolivia, Evo Morales, confirmó que se prepara para una marcha hacia La Paz, donde planea inscribirse como candidato presidencial en las elecciones generales programadas para el 17 de agosto. A pesar de haber perdido el control del partido oficialista MAS, Morales busca su regreso al poder, desafiando tanto a sus adversarios políticos como a las autoridades electorales.
Durante su programa dominical en la radio Kawsachun Coca, Morales informó que la marcha está prevista para los días 15 y 16 de mayo y que se están afinando los detalles junto al Pacto de Unidad y sus bases en el Trópico de Cochabamba. El exmandatario destacó que el movimiento es “histórico”, ya que será impulsado “por el pueblo y no por las élites”.
En medio de este anuncio, Morales también denunció que al menos dos partidos políticos están siendo presionados para no prestarle su sigla, advirtiendo que podrían perder su personería jurídica si lo hacen. Esta situación ya afectó al Frente para la Victoria (FPV) y al Partido de Acción Nacional Boliviano (PanBol), cuyos registros fueron revocados por el Tribunal Supremo Electoral, impidiéndoles participar en los próximos comicios. Morales tenía previsto postular con el FPV, pero tras una ruptura, ha iniciado nuevas negociaciones con otros frentes, asegurando que su candidatura “está garantizada”, aunque no ha revelado con qué agrupación.
El líder del nuevo bloque Evo Pueblo —formado tras su salida del MAS— también criticó que otros candidatos, incluidos algunos extranjeros o con procesos judiciales, hayan sido aceptados, mientras que a él “le hacen la guerra”. Además, admitió que dentro de sus filas hay competencia interna por los cargos parlamentarios, pero insistió en que la prioridad es “ganar las elecciones con Evo presidente”.
El distanciamiento entre Evo Morales y el actual presidente Luis Arce continúa profundizándose desde fines de 2021, cuando surgieron diferencias por el control del MAS y las decisiones del Gobierno. Ahora, con las inscripciones presidenciales abiertas entre el 14 y el 19 de mayo, Morales se prepara para su retorno político, aunque bajo condiciones adversas y con una nueva estructura partidaria.
El panorama electoral en Bolivia se tensa con este nuevo episodio, que reaviva el debate sobre la democracia interna de los partidos, el uso del poder institucional para bloquear adversarios y el futuro político de un país aún marcado por la polarización. La marcha de Morales no solo representa una postulación, sino un reto directo al sistema político vigente.