La decisión de Naciones Unidas, de crear un órgano independiente dedicado a buscar a más de 100.000 personas desaparecidas desde 2011 desde el inicio de la guerra civil siria, significa un triunfo para los activistas sirios en el exilio y una luz de esperanza para los familiares de las víctimas, que todavía esperan respuestas.
Este 29 de junio, la Asamblea General de la ONU aprobó implementar esta entidad, con 83 votos a favor, 11 votos en contra y 62 abstenciones. Estados Unidos lideró al grupo partidario, con mayoría de naciones occidentales. Del lado del rechazo, a Siria se sumaron Rusia, Irán y China (aliados del régimen de Bashar al-Assad); mientras que todos los países árabes se negaron o se abstuvieron, a excepción de Qatar y Kuwait, escépticos con Assad.
La resolución fija un plazo de tres meses para concebir la estructura de la unidad y comenzar a reclutar el personal. Una vez establecido, el cuerpo podrá conseguir la información mediante testimonios de las familias, organizaciones de la sociedad civil, informantes, agencias de la ONU, y consultas al Gobierno sirio y a las autoridades en las áreas controladas por la oposición.
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