Desde el 1 de enero de 2025, Milán marcará un precedente en Italia al prohibir fumar en todos los espacios públicos al aire libre, una medida orientada a combatir la contaminación del aire y proteger la salud pública.
La ciudad de Milán, conocida por su relevancia en la moda y las finanzas, adopta la medida como parte del «decreto para la calidad del aire» aprobado en 2020. La normativa, que inicialmente restringía el cigarrillo en áreas específicas desde 2021, como parques públicos, estaciones de transporte y zonas deportivas, ahora abarca todas las calles públicas.
Aunque cuenta con algunas excepciones, como fumar en lugares aislados con una distancia mínima de diez metros entre personas, la implementación será compleja debido a la densidad de la ciudad. Quienes incumplan la norma enfrentarán multas de entre 41,6 y 249,6 dólares.
La decisión ha generado opiniones divididas. Por un lado, ciudadanos como Stellina Maria Rita Lombardo, una profesora de 56 años, aplauden la medida al considerarla crucial en el contexto del cambio climático. Por otro, fumadores como Morgan Ishak, plomero de 46 años, critican la norma al verla como una limitación a la libertad individual.
En un contexto más amplio, Milán busca reducir la contaminación del aire, que afecta regularmente a la ciudad, especialmente en vista de los Juegos Olímpicos de Invierno 2026. Italia, país con una fuerte tradición antitabaco desde 1975, ha avanzado progresivamente en restricciones. Sin embargo, casi uno de cada cinco italianos continúa fumando, según el Instituto Nacional de Estadística (Istat).
La medida podría servir como modelo para otras ciudades en Italia y Europa, especialmente aquellas afectadas por altos niveles de contaminación. A nivel social, genera un debate sobre el equilibrio entre la libertad personal y el bienestar colectivo. Además, fortalece la tendencia global hacia un futuro libre de tabaco, como en el caso del Reino Unido y México, donde se aplican normativas similares.
Milán toma un paso audaz hacia un aire más limpio y una sociedad más saludable. La clave del éxito radicará en educar a los ciudadanos, garantizar la equidad en la aplicación de sanciones y explorar alternativas que no solo prohíban, sino también promuevan la reducción del consumo de tabaco.