El Concejo Metropolitano de Lima aprobó en Sesión una moción en la que se solicita a la Cancillería y al Congreso de la República del Perú la desvinculación del llamado “Pacto del Futuro”, porque sus objetivos son perjudiciales y agresivos a nuestra sociedad.

Su único propósito es radicalizar el poder globalista en perjuicio de los más vulnerables, señala la moción. Por lo tanto, el Concejo Metropolitano expresa su oposición y rechazo a los objetivos de desarrollo (ODS) planteados en la Agenda 2030.

La regidora metropolitana Roxana Rocha Gallegos hizo la sustentación de la moción, indicando que al haber transcurrido más de la mitad del plazo con que contaba la Agenda 2030 para lograr sus objetivos aparentes, no se ha reducido la pobreza extrema ni el hambre; la mortalidad infantil y maternal apenas han variado.

La mortalidad lejos de disminuir ha aumentado y el empleo sigue siendo una quimera, apuntó.
Señaló que el verdadero objetivo es solo uno: la dominación, lograda mediante la imposición de una nueva gobernanza mundial basada en un férreo control y en la servidumbre de un ser humano despojado de sus derechos como son: la familia, la salud sexual y reproductiva, el respeto a la cultura y las tradiciones, y, sobre todo, a tener una mejor condición y calidad de vida.

Indicó que en el «lnforme de los Objetivos de Desarrollo Sostenible» del año 2023, la propia ONU reconoció que el mundo no ha avanzado en casi ninguno de los objetivos establecidos.

En extensa intervención la regidora Rocha Gallegos detalló los peligros a los que conduce el “Pacto del Futuro”, recordando que la agenda no fue sometida a ningún mecanismo democrático; no hubo consulta algunas a los ciudadanos.

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Resulta que la agenda es OBLIGATORIA para todo el mundo a pesar de que NADIE fuera consultado, y que todos sus elementos conforman un sistema al que no se le puede agregar ni quitar nada. Que, lo mas determinante de la Agenda 2030 es que, lejos de ser un documento políticamente aséptico, posee una carga ideológica muy determinada. Es esencialmente materialista, pues omite toda dimensión trascendental del ser humano, reduciéndolo solo a números y cifras macroeconómicas.

Que, del desarrollo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, se evidencia la defensa a la ideología de género, que es un conjunto de ideas anticientíficas que con propósitos políticos desarraigan la sexualidad humana y la presentan como una construcción social.

Asimismo, enfatizó se denota el apoyo al aborto bajo el eufemismo de «salud reproductiva de la mujer» y relega a la familia a un puesto secundario en un mundo caracterizado por la relación de servidumbre entre el amo (el Estado omnipotente) y su siervo, un individuo aislado y solo, ninguneando a la familia, que es la unidad fundamental de la sociedad y como sujeto de derechos previos a la existencia del Estado.

La expresión «salud reproductiva» refleja el antinatalismo, refiriendo al embarazo como una enfermedad, una epidemia que hay que combatir; y, que la anticoncepción es el remedio y, si no alcanza, el aborto, que ha pasado de ser un recurso extremo -como lo vendían los promotores de su legalización­ a una practica banalizada, mediante el reparto indiscriminado de medicamentos abortivos, entre otras observaciones.