Multitudinaria despedida al papa Francisco en la Basílica de San Pedro

El féretro del papa Francisco, fallecido el lunes a los 88 años, fue trasladado este miércoles desde la residencia de Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro, donde permanecerá expuesto para el velatorio público hasta el viernes. Miles de fieles acompañaron con profundo respeto la procesión solemne en el Vaticano, que marca el inicio del homenaje final al líder espiritual.

La ceremonia comenzó a las 9:00 a.m. (hora local) y recorrió espacios emblemáticos como la Plaza de Santa Marta, la de los Protomártires Romanos y el Arco de las Campanas, antes de ingresar a la basílica por su puerta central. El ataúd de madera, cargado por los ‘sediarios’ pontificios y escoltado por la Guardia Suiza, fue precedido por cardenales y seguido por los colaboradores más cercanos del pontífice. Las campanas doblaron mientras se entonaban salmos y más de 20 000 personas aplaudían en la Plaza de San Pedro.

El féretro fue bendecido por el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell con agua bendita y colocado ante el Altar de la Confesión, frente a la tumba de San Pedro, tal como dispuso el propio Francisco. Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando Sor Geneviève Jeanningros, monja de 81 años y amiga cercana del papa, rompió el protocolo y oró junto al féretro en silencio, visiblemente conmovida.

A partir de las 11:00 a.m., los fieles comenzaron a ingresar ordenadamente a la basílica, que permanecerá abierta hasta el viernes 25 de abril, fecha en que se realizará el rito del cierre del féretro. El funeral se celebrará el sábado 26 de abril a las 10:00 a.m., y se espera la participación de al menos 200 000 personas. Figuras internacionales como Donald Trump, Javier Milei, Emmanuel Macron y los Reyes de España ya han confirmado su presencia.

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Tras la ceremonia, el cuerpo del papa será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, donde será enterrado en un nicho sencillo, según su testamento, con una inscripción humilde: Franciscus. El pontífice pidió no tener adornos ni monumentos, reflejando su constante mensaje de humildad y sencillez.

Este último adiós no solo marca el cierre de una etapa en la historia del Vaticano, sino que también deja una huella imborrable en los millones de fieles que encontraron en Francisco un papa cercano, valiente y compasivo.