Por: Mstro. William J. Moreno
Secretario Ejecutivo

En las últimas semanas la prensa tradicional de Perú y algunos alcaldes llevados por la impotencia ante la delincuencia y el fracaso del serenazgo, vienen reclamando un plan bukele, que, si bien cuenta con logros enEl Salvador, sin embargo, este es un “país centroamericano del tamaño de la región Apurímac” por lo que su experiencia es irreplicable en Perú y es un falso dilema municipal. Quienes abanderan el plan bukele reducen la crisis total de Perú al “problema de la delincuencia” ocultando la responsabilidad que pudieran tener en este hecho social el ejecutivo, congreso de la república, fiscalía, poder judicial, policía nacional. Más aun, ocultan que la constitución política actual y su modelo económico neoliberal nos ha llevado a más pobreza y más delincuencia. En El Salvador se decretó el estado de excepción suspendiendo los derechos humanos, aquí en Perú diversas provincias y distritos están ya con estado de emergencia, es decir, sin derechos a la libertad y a la seguridad personales, a la inviolabilidad del domicilio, y a la libertad de reunión y de tránsito en el territorio, sin embargo, la delincuencia actúa con impunidad en contraste del pueblo que cada vez que se expresa es reprimido. Cometen un error los alcaldes que llevados por la propaganda bukele piden más estado de emergencia en “lugar de desarrollo económico y social”.

Por último, vale saber que la Mara Salvatrucha es una organización internacional de delincuentes que se fundó en Los Ángeles, California, USA en los años 80s y 90s y luego se expandió a otras regiones de Estados Unidos, Canadá, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Italia, Portugal, España, pero fracasó su intento de establecerse en Ecuador, Colombia, Chile, Perú y Bolivia. La Mara creció rápidamente en El Salvador debido a miles de deportados de los Estados Unidos y es una especie de ejército de mercenarios que trabaja también por contrato como en el caso del cartel de Sinaloa.

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En el Perú no existe la Mara, pero sí la necesidad de más educación, más salud y más trabajo desde los gobiernos locales, con descentralización y municipalización del presupuesto nacional, y con un nuevo pacto social como alternativa inteligente y sostenible en vez de la simple represión del plan bukele.