Por: Abraham Fudrini
Analista político

Lo primero que se debe decir es que el peronismo es un movimiento sin ideología. Cuando ganó Carlos Menen, se pensó que este se inclinaría hacia la izquierda, pero el escenario mundial con la caída de Muro de Berlín le dió la oportunidad de tirarse hacia la derecha, realizando un gobierno reformista que concluyó con la segunda inflación más alta de la historia de Argentina; cuando asumió Néstor Kirchner, que no era de izquierda, se vivía la coyuntura de los derechos humanos y esto le impulso hacia la izquierda, es decir el peronismo no tiene una brújula ideológica ni su creador, Juan Domingo Perón, tuvo un pensamiento escrito que le sirviera de ideología.

Javier Milei ha ganado dentro de un período de 20 años en que el nefasto peronismo-kirchneriano gobernó 16 años, durante los cuales destrozaron la economía y la sociedad argentina.

Cristina Fernández de Kirchner continuó destrozando la economía y corrompiendo al Estado argentino, por lo cual ahora deberá seguir su proceso penal, encarcelada y expropiada por corrupta.

Alberto Fernández, fue buen operador político peronistas-kirchneriano y pésimo presidente.

Es así que los gobiernos peronistas de los últimos 20 años, son una especie de mazamorra que adquiere su forma según la coyuntura que encuentran cuando se hacen del gobierno.

Javier Milei ganó la segunda vuelta electoral gracias a la juventud y a la frustración de un pueblo que vivió varias décadas de caída en caída, sin que la economía mejore y con una inflación promedio anual aproximado de 300%.

Un ejemplo claro es el caso de los jubilados argentinos, quienes en un 70% reciben la miseria mensual promedio de 90 dólares USA.

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El pueblo argentino ya estaba harto de la demagogia ineficaz del peronismo y de su putrefacción iniciada con Néstor Kirchner y mantenida por todos los gobiernos peronistas-kirchnerianos, que ahondaron la crisis de los gobiernos argentinos que solo optaron por abrazarse estúpidamente al Foro de Sao Paulo.

El triunfo de Javier Milei es muy importante pues ganó en casi todas las provincias de Argentina y perdió solo en tres, incluso se debe resaltar que en Buenos Aires, bastión del peronismo, su candidato Sergio Massa, ganó a Javier Milei solo por una diferencia de votos de 1.5%. En la gobernación de Córdova ganó un marxista, con lo que queda claro que el peronismo-kirchneriano es una mezcla podrida de burócratas, sindicalistas ignorantes, socialistas y comunistas despreciados y mal vistos en política.

Javier Milei lo que ha hecho es echar al tacho de la historia al populismo izquierdista del peronismo-kirnechriano, sin embargo debemos tener presente que Milei en la primera vuelta alcanzó el 30% de la votación argentina, lo cual nos lleva a pensar que en la segunda vuelta, que sumó su votación con el 26% más, que le permitió ser hoy presidente electo, tuvo que contar con una considerable votación prestada.

El peronismo-kirnechriano no está muerto, pues aún, junto a sus aliados, controlan las cámaras de diputados y senadores, situación que obligará a Milei a concertar.

Esperemos que se siente en el sillón presidencial, que escoja su gabinete de ministros, que tome las primeras medidas de su gobierno y que el peronismo-kirchneriano empiece a actuar políticamente. Todo esto lo sabremos a partir del 10 de diciembre cuando asuma el nuevo te gobierno que sin duda ha abierto una esperanza democrática para el crecimiento económico y el bienestar del sufrido pueblo de Argentina, que durante largos años se vio sumergido en un inservible polulismo de izquierda.

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Javier Milei y su gobierno, sin duda es una nueva esperanza y podría llegar a ser un excelente ejemplo para Améruca Latina.