En una decisión que marca un cambio en la política estadounidense hacia La Habana, el presidente Joe Biden eliminó a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Esta medida, respaldada por la mediación del Vaticano, busca la liberación de presos políticos en la isla.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tomó la decisión de retirar a Cuba de la lista de países que promueven el terrorismo, un cambio significativo respecto a la política implementada por Donald Trump en su primer mandato. Esta acción forma parte de un proceso de negociación mediado por el Vaticano, cuyo objetivo principal es garantizar la liberación de varios presos cubanos, incluidos aquellos encarcelados tras las protestas del 11 de julio de 2021.
Además, la Administración de Biden anunció la suspensión de ciertas restricciones impuestas anteriormente, como la capacidad de ciudadanos estadounidenses para demandar por propiedades expropiadas en Cuba y algunas sanciones financieras. Estas medidas buscan reducir las tensiones y fomentar un acercamiento entre ambos países, algo que ha sido solicitado por diversos aliados internacionales, como la Unión Europea, España y Canadá.
La decisión contrasta con las políticas de Trump, quien justificó la inclusión de Cuba en la lista argumentando la presencia de miembros de la guerrilla colombiana del ELN en la isla. La permanencia en esta lista significaba severas restricciones económicas, incluyendo la prohibición de venta de armas y sanciones financieras, lo que agravó las dificultades económicas de Cuba.
Con este cambio, los únicos países que permanecen en el listado de Estados Unidos como promotores del terrorismo son Corea del Norte, Irán y Siria.
La salida de Cuba de este listado no solo refleja un intento de mejora en las relaciones bilaterales, sino también un esfuerzo por aliviar la crisis económica que enfrenta la isla. Sin embargo, el impacto real dependerá de cómo ambas naciones manejen esta nueva etapa de diálogo y cooperación.