Por: Carlos Gonzales Ávila*
Alguien o algo “está sin norte” cuando ha perdido la orientación u objetivo al que se pretendía llegar. En materia de Hidrocarburos, en el Perú, desde hace buen tiempo, “estamos sin norte”.
En los últimos años se hicieron vocingleros anuncios que hablaban de llegar a una producción de 100mil barriles diarios de petróleo. Sin embargo, hoy la realidad nos dice, no sólo que eso fue una simple y insustancial quimera, sino que con 7 contratos de exploración de los cuales 6 están en fuerza mayor, es materialmente imposible que se llegue a ese soñado objetivo.
La guerra entre Rusia y Ucrania ha alterado el mercado petrolero mundial. El precio ha llegado a más de 110 dólares por barril y todos los países, o casi todos, se han visto obligados a adoptar medidas de emergencia para atenuar el impacto de esta escalada de precios; sobre todo, los países que – como el Perú – son importadores netos de crudo.
Cuando decimos que “casi todos los países” han reaccionado frente a esta coyuntura, es porque hay algunos que no reaccionan, como el Perú, que – vale recordar – tampoco reaccionó en materia de hidrocarburos, frente a la Pandemia del Covid.19.
En el Perú apenas producimos 40,000 barriles de petróleo por día y consumimos más de 250,000. No hay actividades de exploración. Tenemos solo 32 contratos de los cuales 7 son de exploración y 6 de ellos están en Fuerza Mayor. De los contratos de explotación solo 15 lotes producen petróleo. En pocas palabras, si todavía no hemos tocado fondo, estamos muy cerca de hacerlo.
En cuanto al propósito de hacer del Perú una plaza atractiva para la inversión petrolera, que es – no hay que olvidarlo – una inversión de altísimo riesgo, desde el año 2003 no se hace absolutamente nada. Las últimas medidas promotoras de la inversión petrolera fueron la Ley 28109 (Ley de Reservas Marginales) y el Decreto Supremo 017-2003-EM que estableció las regalías mínimas de 5%.
Desde ese entonces (hace 19 años) en el Perú no se ha hecho nada, absolutamente nada, por incentivar la exploración y explotación de hidrocarburos.
En este país lleno de contrastes e incoherencias, como en Bizancio allá por el siglo XIV en el que los eruditos perdían tiempo en discernir sobre el sexo de los ángeles, acá se han obsesionado con el Gas Natural, que hoy nos sobra, desdeñando nuestro real drama, cual es el Petróleo.
Nadie dice nada sobre qué hacer para incrementar las reservas y la producción de petróleo. Por el contrario, las pocas iniciativas legislativas que se han presentado en el Congreso para incentivar la explotación petrolera fueron saboteadas, como sucedió con el Proyecto de Ley de Horizontes Profundos.
Se dice que en los próximos meses entrará en operación la Refinería Talara; sin embargo, poco o nada se ha hecho para asegurarle un mayor suministro de crudo proveniente de nuestros campos petroleros.
Lo más probable es que la refinería arranque con una carga compuesta del crudo de Talara, algo de la Selva y en mayor proporción de crudo proveniente del exterior.
Por otro lado, en Perupetro, en nombre de la transparencia, se ha impulsado una “licitación temprana” reconfigurando 6 lotes ubicados en Talara (Lotes I, II, V, VII-VI, X y XV) para convertirlos en 2 lotes grandes. Eso puede aparentar ser “transparente” pero sin duda – en mi opinión – ahora es lo menos conveniente.
Lo que el Perú requiere con urgencia es incrementar la producción de petróleo lo más pronto posible y no tener que esperar que los contratos en curso terminen para licitarlos.
En ese sentido, lo más conveniente es proponer a los actuales operadores la terminación anticipada de sus contratos para suscribir nuevos contratos, con la condición de que el contratista se comprometa a la ejecución inmediata de un programa de inversiones aprobado por PERUPETRO.
Probablemente en otras circunstancias (de reservas y producción de petróleo) una licitación hubiese sido lo más recomendable, pero con 40,000 barriles de producción y menos de 300 millones de barriles de reservas probadas de petróleo, esa opción es la menos aconsejable.
Hoy, frente a los elevados precios del petróleo, estamos pagando la factura de la desidia e inacción de varios años en cuanto a política petrolera. El déficit de nuestra balanza comercial se verá afectado negativamente. Somos un país importador neto de petróleo crudo y con el precio en más de 100 $ por barril, estaremos importando petróleo y derivados por más de 20 MM de dólares diarios, sin mencionar el impacto transversal que ello tendrá en todos los sectores económicos.
(*) Consultor Petrolero – Gerente de ENERCONSULT S.A.