En Arequipa, el Ministerio Público y el Poder Judicial intentan combatir la trata de personas y el proxenetismo, pero lamentablemente lo estarían haciendo de manera equivocada, así lo denunciaron decenas de trabajadores de locales nocturnos autorizados, consultados para esta nota.

El pasado 23 de julio un equipo liderado por la fiscal Lissbeth Adriazola Begazo clausuró el prostíbulo Lady Scort, que contaba con licencia municipal y como consecuencia de ello, hoy cientos de meretrices pululan en las calles de esta ciudad, víctimas de extorsión de mafias interesadas en cerrar los prostíbulos formales. Incluso se han reportado la muerte de algunos parroquianos.

Pese a que contaban con autorización municipal, la fiscal ordenó la detención de decenas de personas que luego fueron puestas en libertad. Quien continúa preso – cinco meses después – es el DJ Hiroshi Gonzáles Rivas.

La fiscal Adriazola argumenta que la música que coloca en el nigth club y arengas de índole sexual, alienta a que los parroquianos tengan deseos libidinosos promoviendo la prostitución. Por ello, lo acusan de favorecer a la prostitución.

No es todo. La representante del Ministerio Público acaba de solicitar la prisión preventiva para el empresario Wilmer Aguirre Silva por asumir la defensa de su trabajador, el DJ Hiroshi Gonzáles Rivas. Aguirre es también dueño del prostíbulo formal de Lima “Las Sirenitas”, prostíbulo expuesto el fin de semana en el programa “Sexto al Día” de Panamericana Televisión. En el reportaje emitido se mostraron detalles del funcionamiento acorde a las leyes vigentes.

La representante de las servidoras sexuales, Ángela Villón manifestó en el programa que respalda la creación de prostíbulos formales como “Lady Scort” y “Las Sirenitas” y el ex ministro del Interior Wilfredo Pedraza resaltó la necesidad de contar con estos prostíbulos lícitos, para evitar una prostitución clandestina que produce muertes y extorsiones de mafias organizadas.

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Mientras tanto en las calles de la Ciudad Blanca crece la extorsión y ataques a mano armada. Lo más indignante es que ni la policía, ni la fiscalía combaten las mafias organizadas que promueven el servicio sexual en calles y plazas.