Miles de personas han perdido abruptamente sus fuentes de ingresos después de la suspensión de sus permisos de trabajo por parte de Israel, mientras que la actividad económica en Cisjordania ocupada se encuentra ralentizada debido a las restricciones impuestas por el Estado de Israel y a la violencia perpetrada por colonos.
En la ciudad de Ramala, Noora Abdeen Khalifeh dirige una tienda de ropa tradicional. Desde los ataques del 7 de octubre y la ofensiva israelí lanzada en Gaza, la empresaria ha enfrentado numerosas dificultades para mantener su negocio en funcionamiento.
“Nuestro proceso de fabricación se lleva a cabo entre Cisjordania y la Franja de Gaza, donde tenemos un taller con 200 artesanos especializados. Pero sus casas fueron destruidas, al igual que los objetos que habían confeccionado. Ahora nuestro taller en Rafah se ha convertido en un refugio para los desplazados”, relata la empresaria.
En cuanto a las costureras empleadas en Cisjordania, en su mayoría no están disponibles en la actualidad. “Dado que las escuelas están cerradas y los niños se quedan en casa bajo la supervisión de las mujeres, les resulta imposible realizar un trabajo que requiere tanta concentración como el bordado”, detalla Noora Abdeen Khalifeh.
(FRANCE24)