Mark Carney asume el liderazgo en Canadá con un mensaje de unidad y desafío ante Trump

El recién electo primer ministro de Canadá, Mark Carney, prometió gobernar «con todos los partidos, todos los territorios y la sociedad civil», apostando por la unidad nacional en un momento crítico para el país. Su ascenso, logrado en apenas cinco meses, marca un hito histórico en la política canadiense, en medio de tensiones externas provocadas por las agresivas posturas del presidente estadounidense Donald Trump.

Nacido en los remotos Territorios del Noroeste y criado en Edmonton, Carney pasó de ser casi un desconocido para muchos canadienses a convertirse en un líder nacional. Exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, enfrentó el reto de reemplazar a Justin Trudeau tras una rebelión interna del Partido Liberal. Contra todo pronóstico y frente a la fuerte candidatura del conservador Pierre Poilievre, Carney logró una contundente victoria electoral que otorga a los liberales su cuarta reelección consecutiva.

El temor a las amenazas de Trump —quien expresó su deseo de anexionar Canadá y presionó con políticas arancelarias— fortaleció el respaldo popular a Carney. «El presidente Trump quiere quebrarnos para poseernos. Y eso no pasará, nunca jamás pasará», declaró con firmeza. A pesar de gobernar en minoría, Carney planteó una nueva relación con Estados Unidos, defendiendo la soberanía canadiense y resaltando que Canadá tiene «muchas otras opciones» para garantizar su prosperidad.

Carney también enfrenta retos internos significativos: abordar el alto costo de vida, la crisis de vivienda y la presión migratoria. Asimismo, deberá contener los movimientos separatistas en provincias como Alberta y Quebec. Sin experiencia parlamentaria previa, Carney confía en su trayectoria como gestor de crisis para liderar en tiempos de incertidumbre. «Sé cómo gestionar una crisis y estoy listo para liderar», aseguró, reforzando la imagen de serenidad y determinación que ha conquistado a gran parte de los canadienses.

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La llegada de Carney al poder marca una nueva etapa para Canadá: una apuesta por la unidad, la resiliencia y la defensa del proyecto nacional ante amenazas internas y externas. Su liderazgo será puesto a prueba en un escenario donde el país debe reafirmar su identidad y construir un futuro independiente de las presiones de su poderoso vecino.