Por: Luis Bedoya Wallace

¿Por qué la gente se pregunta cómo siendo el Perú un país que exporta gas a un precio tan bajo, lo pagamos tan caro para llevarlo a la casa para cocinar?

Como ya lo dije en el artículo anterior, somos un país rico en gas, con unas reservas enormes, que significan una riqueza muy grande y estemos padeciendo para poder cocinar porque no podemos pagar un balón de gas y en el siglo 21 tenemos que estar cocinando con leña u otros combustibles de biomasa con el enorme problema ambiental que eso significa.

Comedores populares
En estos tiempos difíciles de Pandemia con las terribles consecuencias económicas que nos está dejando que no sabemos cuándo va a parar, vemos la desesperación en los comedores populares y en los hogares pobres que no alcanza para comprar un balón de gas que está en 50 soles y nos vemos obligados a cocinar con leña o bosta en muchos casos porque no hay alternativa.

Cerca de 1 millón 800 mil familias, que equivale a un poco más de 5 millones 700 mil personas, aún utilizan leña, carbón, bosta, estiércol o residuos agrícolas para cocinar sus alimentos, estos son datos oficiales del INEI.

Contaminación
Al respecto, diferentes estudios especializados en salud analizan y concluyen que el humo de la leña tiene incidencia en enfermedades pulmonares, tuberculosis y cataratas, entre otras. Particularmente, las enfermedades respiratorias están vinculadas a la contaminación producida por los combustibles de biomasa dentro de las viviendas (CEPAL, 2011).

En CEPIS (2003), se señala que “los principales contaminantes del aire intradomiciliario, sobre todo en las zonas andinas, y que son emitidos por la combustión de biomasa son el monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (NO2), dióxido de nitrógeno (NO2), material particulado (el hollín) y contaminantes orgánicos volátiles, los que producen efectos nocivos en la salud”.

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Enfermedades crónicas
En este entendido, las afecciones más comunes son sobre todo infecciones respiratorias agudas, enfermedades crónicas al pulmón como bronquitis crónica, asma, entre otras, consecuencias adversas en el embarazo, hasta Cáncer al pulmón y Cáncer del tracto nasofaríngeo y de la laringe, problemas oculares entre otros.

Todavía en zonas urbanas incluyendo Lima hay casi un 8 por ciento de los hogares que cocina con estos combustibles y en las zonas rurales casi las tres cuartas partes de la población, distribuidos en un porcentaje de 23 en la selva 18 en la costa y 59 por ciento en la sierra; siendo los departamentos con mayor porcentaje Cajamarca Huancavelica y Apurímac.

Políticos demagogos
Vemos pues que teniendo gas, los políticos demagogos le echan la culpa al sistema y a las transnacionales que se llevan el gas y no hay para el pueblo, ya hemos visto que no es lo mismo el Gas Natural (GN), que es el que se extrae de Camicea y es el que tenemos en nuestro subsuelo, no es el mismo que nos venden en los balones y que nos cuesta tan caro, que es un hidrocarburo al que llamamos Gas Licuado de Petróleo (GLP).

Para poder llevar el gas natural a las casas hay que instalar una tubería, que por ejemplo si una vivienda está en una comunidad alto andina en el Cusco tendría que ir desde la planta de secado de gas hasta el domicilio, cosa que en la práctica es imposible, ya que este no se puede llenar en un balón, llevarlo y conectarlo a la cocina como es en el caso del GLP y que, aunque nacionalicen y expropien las instalaciones no sería posible hacer esto.

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Masificación
Claramente vemos que el Estado, a través del gobierno de turno tiene que aplicar políticas realistas para el manejo de este combustible, primero en el caso del Gas Natural (GN) se debe esforzar por hacer que en las áreas urbanas se masifique este consumo, en el caso de Lima la empresa encargada de la distribución (Calidda) debe intensificar la construcción de redes de tuberías de distribución.

Sobre todo, en los barrios populares para hacer llegar este recurso barato a la mayoría, hacer que hasta donde sea posible extender a las provincias cercanas donde pueda tener acceso mediante tuberías el gas como podría ser el Sur y Norte chicos.

Planta Melchorita
El Gas Natural Licuefactado (GNL) que lo produce la planta de Melchorita en Chincha y que se exporta en barcos, es posible transportarlo en camiones cisternas acondicionados para este fin, se puede llevar a cualquier lugar y luego regasificarlo y distribuirlo para su consumo.

Esto no es novedad ya que se hace en diferentes partes del mundo, como lo hace Chile en el norte de ese país, el Gobierno debería tomar las acciones en esta dirección y desarrollar y normar esta distribución, llegar por ejemplo a un acuerdo con esta planta de licuefacción para que le venda el gas ya licuado o le de él servicio de licuefactarlo y así poder transportarlo, ya que la construcción de gasoductos es muy costosa y requiere que se tenga un mercado que lo justifique.

Gas de Camisea
En el caso del GLP que es el que compramos en balones, el Gobierno debería sincerar el precio de producción de este hidrocarburo que proviene de los líquidos del gas de Camisea, que se produce en la planta de Paracas y se transporta hasta el Callao para su distribución y fraccionamiento.

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Y si no puede competir, importarlo de nuestros vecinos como Ecuador o Bolivia ya que de ambas fronteras ingresa de contrabando y a precios mucho más bajos que los que encontramos en el mercado local, transacción que podría hacer de gobierno a gobierno para evitar sobreprecios y corrupción y así hacerlo llegar a los consumidores a un precio justo.

El Gobierno que acaba de entrar tiene la oportunidad de hacer llegar este recurso para favorecer al pueblo aplicando políticas adecuadas y no pensar en subsidios, ni en hacer expropiaciones o controles de precios que solo conducen a escaseces y especulaciones acompañadas de corrupción.