El maestro Andrés Chimango Lares cuenta que aun cuando vino muy joven a Lima, nunca dejó su natal Cabana Sur, en Ayacucho. Tanto así que confiesa que piensa por momentos en quechua y otros en español.

Motivado por esta querencia, alista para este sábado 26 el espectáculo Hatun Yaku Raymi, que traducido al castellano es gran fiesta del agua. Lo hará en el Gran Teatro Nacional, donde se le da, en su opinión, un mayor realce a las manifestaciones folclóricas del país.

Sentimiento

Relata Lares que en las comunidades andinas se conservan ritos para agradecer a los ríos y lagunas.

“Los pongos [sacerdotes andinos] de cada comunidad suben a lo más alto de los apus tutelares [cerros imponentes] para agradecerles por el agua que les brindan y les dejan ofrendas”, refiere el artista.

Indica que de los hielos de las alturas se consigue regar las tierras de los pueblos cercanos, y por ello el agradecimiento del hombre del ande hacia los apus.

“Todo agosto se celebra al agua –en quechua yaku o unu–, pero la fiesta principal es acabando el mes”, comenta el violinista.

Con algo de nostalgia, ha preparado un espectáculo con bailes y tradiciones de distintas zonas de la sierra del Perú. Por ejemplo, estará presente Surandino, un grupo de baile costumbrista del valle del Mantaro.

Asimismo, se ofrecerá espectáculos de danza de tijeras. Se contará con niños cultores de esta, así como con consagrados intérpretes.

Se ha traído en especial desde Nueva York al huancavelicano Walter Velille, Qesqento. De esta forma, busca recuperar los proyectos que tuvo antes de la pandemia.

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Tiempos recios

El artista manifiesta que la cuarentena por el covid-19 lo obligó a posponer o suspender varios proyectos.

Sobre esa época, menciona que tuvo que ingeniárselas sobre qué hacer. El anuncio lo tomó en su casa en Lima, por lo que no pudo regresar a su terruño por unos meses.

Recuerda que un buen número de sus colegas de trabajo fallecieron a consecuencia de la pandemia.

Las circunstancias hicieron que buscara otras formas de manifestar su arte. Por ejemplo, mediante la virtualidad.

“Me contrataban de muchas partes del mundo para que les toque temas andinos. Se conectaban a su pantalla y disfrutaban del espectáculo con algo de nostalgia”, señala el artista ayacuchano.

Sin embargo, anota, no todos los artistas tuvieron su suerte y padecieron angustias de recursos.

Dice que se contagió en la segunda ola, justo cuando estaba por viajar a Rusia. Felizmente, se recuperó a tiempo.

El artista costumbrista afirma que extrañaba la presencialidad. “Volver al Gran Teatro Nacional siempre es un placer por todas las facilidades que da”, concluye.

Dato

80 artistas estarán sobre el escenario en espectáculo dedicado al agua.

(EL PERUANO)